Hoy a la mañana estaba trabajado en la huerta que me estoy haciendo. Estaba removiendo la tierra donde años atrás, cuando era pequeño jugaba con mis hermanas en la clásica piscina azul cuadrada y mi ama tomaba el sol mientras nos vigilaba de reojo. Pues bien, entre la tierra ha resurgido con una fuerza casi envidiable este soldadito, o bueno, mejor dicho, este vaquero.

Formaba parte de un cubo lleno de indios y vaqueros con los que plácidadamente desperdicié (aproveché) largas tardes de verano inventando mis historias y jugando con aquellos muñecotes.
Ahí le véis, sigue impasible, robusto, con barro por el cuerpo, pero siempre erguido y preparado para disparar. Esto es un superviviente, y lo demás son tonterías. Si es que como os decía antes, las cosas ya no son lo que eran..