jueves, 25 de marzo de 2010

Once upon a time..

El retorno de Manos libres

Érase una vez un joven muchacho, de unos 26 años, podríamos decir. Me pararía en detalles a contaros más sobre este apuesto joven pero ya le conocéis de sobra.
Aquella mañana, como tantas otras, nuestro protagonista se dirigía al trabajo en el autobús oportuno. Clásico autobús londinense, de dos pisos, lleno de gente de varias razas, estudiantes con uniforme, señoras con sus bolsas para hacer las compras a primera hora, y el resto; trabajadores respetables que se les ilumina la cara pensando en lo que les queda de día para salir del trabajo.

Como cada mañana Manos libres se apeó en su parada, y caminó hacia la cafetería de la esquina, escuchando música de Sabina, como acostumbraba a hacer cada día. Una vez en la cafetería mantuvo como tantas otras mañanas una conversación trivial con Steven Georgiades, un descendiente de chipriotas que hace un café exquisito.

Después, para continuar el ritual, nuestro amigo se dirió pausadamente hacia la oficina pensando en lo que le depararía el día, y en lo agusto que se sentaría a tomar el café mientras ojeaba la prensa diaria.

La alegría de Manos Libres se esfumó dos minutos después al ver cómo su café, recién apoyado en la mesa (mal apoyado) se caía, derramándose por encima del portátil en el cual se encontraba el trabajo de tres meses, con la mala suerte de caer encima de la alimentación y del ventilador, además de estar enchufado.

Evidentemente, el portátil murió al instante, y parecía el fin del mundo. No lo era. Pero era uno de eso momentos en los que uno se queda pasmado, mirando lo sucedido intentando encajar piezas, y cagándose en las madres (con perdón) de gente, de cosas, y de muchas más que no quiero acordarme ahora.

Durante las dos horas siguientes, Manos Libres desmontó el portátil (dos veces), sacó los enchufes afectados y los secó meticulosamente. Volvió a montar el portátil y le pasó lo que pasa el noventa y nueve por ciento de las veces cuando desmontas algo. Las piezas no encajaban del todo. Así que lleno de rabia y mala ostia, nuestro amigo, pegó un par de puños con discreción, animándose con algún puñetazo más después de estos dos..

Desanimado lo dio por perdido, y no le quedaba más que la situación de enfrentarse a lo inevitable: contárselo a su jefe.

Su jefe, evidentemente, no le dijo nada del otro mundo. -"Son cosas que pasan, tranquilo. Ya lo solucionaremos".

A las cinco horas del fatídico suceso, Manos Libres enchufó de nuevo el portátil, sin ninguna esperanza y dando todo por perdido, pero de repente, un tímido parpadeo de un led verde le aceleró el corazón. El ordenador revivía por momentos. Resucitó a las cinco horas. Nuestro amigo incrédulo se puso a trabajar y a revisar que todo estuviera bien. Increíble. Parece ser que Jacob tocó el portátil en una vida anterior..

Fin

Bueno, está ha sido la anécdota de hoy, estaba tan aburrido que se me ha ocurriodo contárosla en pasado y a modo historia. Si es que soy un metepatas.. Rompo cosas, se me caen diez cafés al día, meto el pie en el agujero que queda entre el vagón y el andén del metro..

Por cierto, aquí en Londres es jodido que eso pase.. porque todas las estacionese están llenas de anuncios que dicen: MIND THE GAP. Es decir, que recuerdes que hay un agujero coño!! Yo por si acaso me he comprado una taza de desayuno, que dice lo mismo, a ver si así se me queda, porque estoy seguro que un día de estos caigo.. Ya me pasó en Bilbao, la pierna metidita en el agujerito hasta la rodilla. Y es que .. en Bilbao no avisan que hay agujero... Porque es imposible meter el pie!! No le cabe ni a un recién nacido.. Pues bien.. Servidor lo metió hasta la rodilla y hay testigos..

Así que recordar: MIND THE GAP!!

2 comentarios:

  1. Joder macho!!! Quieres que te lleve un amuleto cuando vayamos?Ji,ji!

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  2. jode.. ya te digo..

    me pica una araña, se infecta la picadura y se crea un agujero negro, me llenan la cara de aplausos, ahora esto.. vamos.. que estoy expectante para lo siguiente que venga!!

    ji ji :^)

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